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Hablar con los niños sobre la salud mental


Hablar con sus hijos sobre la ansiedad y la depresión es importante para ayudarlos a ocuparse de sus sentimientos y evitar que sus sensaciones terminen desbordándolos. Las conversaciones suelen ser mejores cuando se realizan en un lugar donde se sienten seguros y cómodos.

Tenga en cuenta estos consejos mientras se prepara para hablar con sus hijos sobre salud mental:

  • Plantéelo como una conversación, no una conferencia. Así será más probable que su hijo comparta sus pensamientos y sentimientos con usted.
  • Tenga en cuenta el tono que usa cuando habla de salud mental. Hablar de salud mental de forma natural y neutral puede ayudar a reducir el estigma o el miedo que genera compartir sentimientos personales sobre el tema.
  • Aunque tenga una opinión diferente sobre las dificultades que enfrenta su hijo, asegúrese de validar y normalizar cómo se siente. Si los niños sienten que los adultos no los toman en serio o consideran que sus problemas «no son para tanto», es menos probable que confíen en los demás.
  • Trate de resistir la tentación de «solucionar el problema» de su hijo. Muchas veces, dar consejos demasiado pronto cierra la conversación, especialmente cuando los niños solo quieren ser escuchados.

Recuerde que la salud mental no es un tema de conversación que se pueda tratar una sola vez. Asegúrese de hablar con su hijo con regularidad, incluso cuando no pase nada malo. Intente formular preguntas abiertas para generar una conversación y lograr que le resulte más natural contar cosas personales. Dé a los niños la oportunidad de hacer preguntas y preste atención a cómo reaccionan a lo que usted cuenta o pregunta.

Por ejemplo, en lugar de preguntar a su hijo: «¿Hoy tuviste un buen día en la escuela?», que solo deja dos opciones (sí o no), intente algo como «Cuéntame cómo estuvo hoy la escuela». Preguntarle cómo vivió una experiencia no limitará la conversación y le permitirá compartir más sobre su vida.

Asegúrese de ser un modelo positivo: dé a su hijo el ejemplo de cómo hablar sobre las emociones y los desafíos que enfrenta, porque los niños aprenden de su entorno. Si usted se siente cómodo y es sincero al contar cómo se siente, es más probable que ellos se sientan más cómodos al hablar de sí mismos.

Si usted sospecha que su hijo está ansioso o deprimido, es importante que busque ayuda ¡lo antes posible! Consulte al pediatra o al médico de cabecera de su hijo, quienes podrán remitirlo a un profesional especializado en salud mental de su comunidad. Las escuelas también son un buen recurso para encontrar asesoramiento y remisiones: averigüe qué recursos tienen disponibles.

Las presiones que enfrentan los niños hoy en día son enormes. Los factores que contribuyen al estrés en los niños pueden incluir la ansiedad por regresar a la escuela, las preocupaciones académicas, las presiones sociales, las redes sociales y la incertidumbre general. Los padres deben estar atentos a cualquier cambio significativo en el estado de ánimo o la conducta de sus hijos.