Alergias en niños

Las alergias son problemas del sistema inmunitario. La mayoría de las reacciones alérgicas ocurren cuando el sistema inmunitario reacciona ante una «falsa alarma». Normalmente, el cuerpo humano se defiende de los elementos nocivos como los virus y las bacterias. Sin embargo, a veces las defensas atacan principalmente a elementos más bien leves, como el polvo, el moho o el polen.

En general, los alérgenos son inocuos. Pero cuando una persona tiene alergias, el organismo piensa que estos alérgenos son nocivos. El organismo entonces ataca a los alérgenos con anticuerpos denominados «inmunoglobulina E». Estos anticuerpos se adhieren a células especiales denominadas «mastocitos». Los alérgenos se adhieren a los anticuerpos. Esto hace que los mastocitos liberen histamina y otras sustancias químicas que provocan una reacción alérgica. Cuando las sustancias químicas irritan el tejido nasal cercano, surgen los síntomas de la alergia nasal. Cuando esto ocurre en los conductos de respiración de los pulmones, puede provocar síntomas de asma, como tos y sibilancia. Cuando la reacción afecta a todo el cuerpo, puede ser una reacción alérgica grave denominada anafilaxia.

Una reacción alérgica puede producirse en cualquier parte del cuerpo, incluidos la piel, los ojos, el revestimiento del estómago, la nariz, los senos paranasales, la garganta y los pulmones. Estos son los lugares en los que se encuentran las células del sistema inmunitario para combatir los gérmenes que se respiran, tragan o entran en contacto con la piel. Las reacciones alérgicas pueden provocar:

• Congestión nasal, estornudos, picazón o secreción nasal y picazón en las orejas o en el paladar
• Enrojecimiento, picazón o lagrimeo de los ojos
• Enrojecimiento, picazón o sequedad de la piel
• Urticaria o ronchas con picazón
• Sarpullido con picazón
• Síntomas de asma, como dificultad para respirar, tos o sibilancia
• Una reacción alérgica grave potencialmente mortal denominada «anafilaxia». Esta emergencia médica puede provocar problemas para respirar, tos, vómitos, diarrea, presión arterial baja, desmayos o la muerte. Llame al 911 de inmediato si su hijo presenta estos síntomas.

Muchas cosas pueden desencadenar las reacciones alérgicas. Pero los desencadenantes o alérgenos más comunes son los siguientes:

• Polen de árboles, gramíneas y malezas
• Látex de caucho natural
• Moho
• Ácaros
• Caspa, orina y aceite de la piel de los animales
• Alimentos
• Medicamentos
• Plumas
• Picaduras de abeja
• Alimañas, como cucarachas y ratones

Las alergias pueden afectar a cualquier persona, independientemente de la edad, el sexo, la raza o el nivel socioeconómico. Por lo general, las alergias con comunes en niños, pero pueden ocurrir a cualquier edad. Los síntomas de alergia también pueden volver después de haber remitido durante muchos años.

Las alergias tienden a darse en las familias, pero aún no se ha encontrado una explicación del motivo exacto. Los síntomas de alergia suelen desarrollarse lentamente con el tiempo. Los niños que padecen eccema o asma tienen más probabilidades de sufrir alergias que los que no.

Para diagnosticar una alergia, el profesional de la salud tomará nota de los antecedentes médicos completos y examinará a su hijo. El profesional de la salud también hará los siguientes estudios:

• Prueba cutánea. Se trata de la prueba de alergia más común. Las pruebas cutáneas miden si hay anticuerpos de inmunoglobulina E a determinados alérgenos (como alimentos, polen o caspa de animales). Se coloca una pequeña cantidad de alérgenos diluidos en la piel. El área se pincha o rasca. Si una persona es alérgica al alérgeno, aparece un pequeño bulto elevado (como la picadura de un mosquito) después de aproximadamente 15 minutos. Se pueden hacer pruebas de muchos alérgenos al mismo tiempo. Un alergista también puede hacer una prueba intradérmica. En esta prueba, se inyecta una pequeña cantidad del alérgeno justo debajo de la piel. Este tipo de prueba cutánea es más sensible que las pruebas en las que se pincha o rasca la piel. Los resultados de las pruebas cutáneas están disponibles de inmediato tras su realización.
• Análisis de sangre. Los análisis de sangre para detectar alergias miden los anticuerpos de inmunoglobulina E a determinados alérgenos en la sangre. El análisis que se utiliza con mayor frecuencia se denomina «prueba de radioalergoabsorbencia». Los análisis de sangre pueden utilizarse cuando no pueden realizarse pruebas cutáneas, como en el caso de personas con determinadas afecciones cutáneas o que tuvieron una reacción alérgica grave muy reciente. Un resultado positivo en un análisis de sangre no siempre indica que usted tiene una determinada alergia. Cualquier resultado positivo en un análisis de sangre debe ser interpretado por un profesional de la salud que conozca los análisis y los antecedentes médicos de su hijo. Los resultados de estos análisis demoran más. Pueden ser más costosos que otras pruebas de alergia.
• Prueba de provocación. Esta prueba es supervisada por un alergista Se le da al niño una muy pequeña cantidad del alérgeno por boca. O bien, se inhala. Solo una prueba de provocación puede determinar cuán grave es una alergia. Las reacciones de las pruebas cutáneas o los análisis de sangre solo indican la probabilidad de tener algún tipo de reacción, pero no cómo será la reacción.

Todo resultado positivo de una prueba debe ser explicado por un profesional de la salud que conozca la prueba y los antecedentes médicos de su hijo.

El tratamiento dependerá de a qué sea alérgico su hijo, así como de sus síntomas, su edad y su estado general de salud. También dependerá de la gravedad de la anomalía.

Los síntomas de las alergias a veces se parecen a los de otras enfermedades o problemas de salud. Siempre consulte al profesional de la salud de su hijo para que haga un diagnóstico.

Las 3 maneras más efectivas de tratar las alergias son la prevención, la inmunoterapia y los medicamentos. «Prevención» significa mantenerse alejado de algo que le produzca una reacción alérgica.

Algunas sugerencias para mantenerse alejado de los alérgenos:

• Permanezca en el interior cuando el recuento de polen sea alto y los días de viento. Compruebe el recuento de polen en un informe meteorológico, en una aplicación o en línea.
• Controle el polvo de la casa, especialmente en el dormitorio de su hijo. Lave la ropa de cama con agua caliente todas las semanas. Utilice fundas antialérgicas en colchones y almohadas.
• Utilice aire acondicionado en lugar de abrir las ventanas, si es posible.
• Coloque un deshumidificador en las áreas húmedas de la casa, pero recuerde limpiarlo con frecuencia.
• Después de jugar al aire libre cuando los recuentos de polen sean altos, haga que su hijo tome un baño o una ducha, se lave el cabello y se cambie la ropa.

• Tómese vacaciones en áreas donde el polen no sea algo común, como cerca del mar.

El profesional de la salud de su hijo también tendrá sugerencias para mantenerse alejado de los alérgenos que provocan reacciones.

La inmunoterapia para la alergia consiste en hacer que su organismo sea menos reactivo a los alérgenos a lo largo del tiempo. Existen 2 tipos de inmunoterapia para las alergias: vacunas e inmunoterapia sublingual (SLIT). Las vacunas para la alergia se administran a lo largo de varios meses. Se inyecta una pequeña cantidad del alérgeno bajo la piel. Sirven para tratar las alergias al moho, al polen, al polvo, a la caspa de los animales y a las picaduras de insectos. Con la inmunoterapia sublingual, su hijo debe disolver un comprimido bajo la lengua diariamente. Esto puede hacerse en el hogar. La inmunoterapia sublingual está disponible para niños alérgicos al polen de ambrosía y al polen de gramíneas. Hable con su profesional de la salud para saber si la inmunoterapia para la alergia es adecuada para su hijo.

Los medicamentos adicionales para la fiebre del heno (rinitis) pueden incluir:

• Antihistamínicos
• Aerosoles nasales
• Descongestivos
• Medicamentos para los síntomas del asma

No se recomiendan los descongestivos para niños menores de 4 años. Hable con el profesional de la salud que atiende a su hijo para obtener más información sobre los medicamentos para la alergia.

• Las alergias son problemas del sistema inmunitario. La mayoría de las reacciones alérgicas ocurren cuando el sistema inmunitario reacciona ante una «falsa alarma».
• Las reacciones alérgicas a menudo son causadas por polen de los árboles, gramíneas y malezas; látex; moho; ácaros; alimentos; animales y medicamentos.
• Las pruebas utilizadas para diagnosticar las alergias incluyen pruebas cutáneas, análisis de sangre o pruebas de provocación.
• Las 3 maneras más efectivas de tratar las alergias son la prevención, la inmunoterapia y los medicamentos.
• Trabajar con el profesional de la salud o alergólogo de su hijo puede ayudar a reducir o a eliminar las alergias.

Recomendaciones para aprovechar al máximo la consulta con el profesional de la salud:

• Conozca el motivo de la consulta y defina su objetivo.
• Antes de la consulta, anote las preguntas que desea hacerle al profesional de la salud.
• Durante la consulta, anote el nombre de cualquier diagnóstico, medicamento, tratamiento o estudios nuevos. También anote las nuevas instrucciones que le dé el profesional de la salud.
• Pregunte por qué se le receta a su hijo cada nuevo medicamento o tratamiento y cómo lo ayudará. También conozca los efectos secundarios.
• Pregunte si la anomalía de su hijo se puede tratar de alguna otra manera.
• Pregunte por qué se recomienda determinado estudio o procedimiento y qué podrían significar los resultados.
• Tenga claro lo que puede ocurrir si su hijo no toma los medicamentos o no se somete a las pruebas ni a los procedimientos.
• Si su hijo tiene una cita de seguimiento, anote la fecha, la hora y el objetivo de la consulta.
• Consulte cómo puede comunicarse con el profesional de la salud fuera del horario de atención. Esto es importante en caso de que su hijo se enferme y usted tenga dudas o necesite asesoramiento.