Me encanta el golf y leo todo lo que puedo para mejorar. Practico y juego todo lo que me permite el equilibrio entre la familia y el trabajo. Evalúo al detalle cada tiro de cada ronda para intentar mejorar. Pero esta obsesión con el golf no es tan fuerte como mi obsesión por ser el mejor padre que pueda. Después de rezar por mi esposa y mis hijos, repaso el día para ver qué podría haber hecho distinto para ser un mejor papá al día siguiente. ¿Ese día le di a cada uno de mis hijos la atención que merecen? ¿Me aseguré de que sepan cuánto los amo? ¿Hice todo lo posible para que se sintieran seguros? ¿Los hice reír?
Esperé más de 2 meses para poder abrazar a mi hijo, Maddox. Nació a las 24 semanas, con 1 lb y 12 oz de peso. Tuve que pedir permiso al personal de enfermería para tomarle la mano. Tuve cero control sobre todo lo que le pasaba en el transcurso de los 5 meses que estuvo en Valley Children's. Lo único que pude hacer fue estar ahí, hablarle y asegurarme de que supiera que lo amaba. A pesar de que Maddox tiene necesidades especiales por su prematuridad, es un niño de 9 años muy feliz y relativamente sano.
Mi hija, Raegan, también nació antes de tiempo, a las 26 semanas, con un peso de 2 lb y 2 oz. Como ya habíamos tenido la experiencia de Maddox en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, con Raegan estábamos mucho más preparados. Tuvimos la suerte de que la evolución de Raegan presentara muy pocas complicaciones o sorpresas. Pasó una gran parte de sus 3 meses en una habitación donde podíamos levantarla y mimarla cuanto quisiéramos. Mientras esperábamos a que creciera y se fortaleciera para poder traerla a casa, seguimos la misma rutina que habíamos implementado con Maddox. Pasábamos todo el día con ella, hablándole, leyéndole y asegurándonos de que supiera que la amábamos. Ahora Raegan tiene 6 años y yo diría que es la persona más sociable que conozco.
Con ambos niños, mi esposa y yo entendimos la importancia de estar con ellos todo lo que permitiera el hospital. Pasamos entre 15 y 18 horas en el hospital durante toda su estancia en él. Nuestras preguntas para los enfermeros y los médicos eran interminables porque queríamos asegurarnos de entender todo lo que estaba pasando. Fue esa necesidad de comprender, incluso las cosas sobre las que no teníamos control, lo que nos convirtió en acérrimos defensores de nuestros dos hijos. Siento que es inherente a la función de padre el luchar por la familia y abogar por su salud, educación y felicidad. La Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales y el personal de Valley Children's nos dieron un curso intensivo sobre todo esto. Estamos eternamente agradecidos a todos ellos.
Tener hijos fue la mayor lección en paciencia y bondad que podíamos recibir. El amor que uno siente por sus hijos y su familia hace que todo lo demás parezca menos importante. ¿Tuvo un día difícil en el trabajo? Se soluciona abrazando a sus hijos y viendo que son felices porque llegó a casa . ¿Está preocupado por lo económico? Sus hijos solo quieren su tiempo, que no cuesta nada.
Mi perspectiva y mis prioridades cambiaron por completo cuando tuvimos a Maddox y nuevamente cuando llegó Raegan. Trabajo mucho para que no les falte nada. Hago ejercicio y como sano para tener la energía necesaria para jugar con ellos y acompañarlos hasta que sea muy viejo. Amo, beso y abrazo a su mamá para mostrarles cómo debe ser el verdadero amor incondicional entre marido y mujer (además, ella es increíble). Todo lo que hago es para tratar de mejorar sus vidas, aunque sea una mejora muy leve.
Tuve la suerte de haber tenido un padre que fue todo lo que podría haber pedido y todo lo que intento ser. Falleció cuando yo tenía 18 años, y no haberlo tenido en mi vida en los últimos 23 años me recuerda que tengo que aprovechar al máximo cada día con Maddox y Raegan. Si mañana no estoy, mi esperanza es que ellos sepan que los amé, hoy y para siempre.
Acerca del autor:
Este blog fue escrito por Chris Rawn para celebrar la dicha de la paternidad, en vísperas del Día del Padre.