Si su temperatura es superior a su temperatura normal pero inferior a 100.4 °F (38 |C), tiene fiebre de bajo grado. La fiebre de bajo grado es leve, y la mayoría de los profesionales de la salud no consideran que tenga importancia médica. La temperatura corporal normal es de 98.6 °F (37 °C), pero puede variar de 1 a 2 entre una persona y otra. Su temperatura normal también puede ser más baja en las primeras horas de la mañana y más alta en las últimas horas de la tarde. Para conocer su propia temperatura normal, puede tomarla varias veces por día durante varios días, cuando no esté enfermo.

La temperatura de una persona varía según cómo se tome. Consulte al profesional de la salud qué temperatura indica que su hijo tiene fiebre. Algunos profesionales de la salud dicen que se considera que un niño tiene fiebre si su temperatura es de 99.5 °F (37.5 °C) o superior al tomarla en la boca, de 99 °F (37.2 °C) o superior al tomarla en la axila o de 100.4 °F (38 °C) o superior al tomarla en el recto. Si utiliza un termómetro que se coloca en el oído (termómetro timpánico) o cerca de la frente (termómetro de la arteria temporal), pregunte a su profesional de la salud qué temperatura en ese termómetro indica que el niño tiene fiebre. Pida al profesional de la salud de su hijo un folleto que le sirva para recordar las temperaturas cuando su hijo esté enfermo.

La fiebre es un síntoma común de muchas otras enfermedades. Las enfermedades inflamatorias, como el lupus, pueden causar fiebre. El cáncer también puede causar fiebre. Algunos ejemplos son cánceres de las células de la sangre y los ganglios linfáticos, tales como leucemia y linfoma. Muchas personas tienen fiebre durante un día o dos después de una cirugía mayor, sin presentar signos de infección. Esto se denomina «fiebre posoperatoria». Muchos medicamentos también pueden causar fiebre, tales como analgésicos, diuréticos, medicamentos anticonvulsivos, sedantes y antihistamínicos. Un golpe de calor es un estado potencialmente mortal que ocurre cuando una persona está expuesta a mucho calor y su temperatura corporal sube y no baja. Puede ocurrir cuando un adulto o un niño pasa tiempo en un auto donde hace mucho calor o pasa tiempo afuera bajo el sol en un día caluroso. Otros síntomas son: piel caliente, falta de transpiración y confusión o pérdida del conocimiento. Si una persona sufre un golpe de calor, llame al 911. Coloque a la persona bajo la sombra y rocíela o mójela con agua hasta que llegue la ayuda.

Las convulsiones febriles se producen cuando un niño con fiebre pierde el conocimiento y le tiemblan los brazos y las piernas. Las convulsiones febriles pueden durar unos segundos, un minuto o dos, o hasta 15 minutos. Son más frecuentes en niños de 6 meses a 5 años que tienen fiebre de entre 100 °F (37.8 °C) y 102 °F (38.9 °C). Sin embargo, también pueden suceder con fiebre de cualquier grado. Las convulsiones febriles son más probables cuando la temperatura asciende rápidamente. Las convulsiones febriles suelen ser inocuas y no son un signo de epilepsia. Estas convulsiones pueden ser hereditarias. Puede ser aterrador saber que su hijo tiene convulsiones febriles, pero lo más conveniente es mantener la calma y vigilarlo para prevenir lesiones. No intente sujetarlo. En cambio, asegúrese de que el niño esté acostado de manera segura en el suelo o piso, y gírelo suavemente para que quede de costado. No le coloque nada en la boca. Busque atención médica de inmediato si un niño tiene convulsiones.

Una fiebre de esta temperatura se considera urgente y podría tratarse de una emergencia médica. Lleve a su bebé a su profesional de la salud o a la sala de emergencias de inmediato. No le administre ningún medicamento para reducir la fiebre, a menos que el profesional de la salud se lo indique. Estos medicamentos podrían enmascarar los síntomas que el profesional de la salud debe evaluar para diagnosticarlo.

Si su bebé tiene menos de 3 meses y fiebre de más de 100.4°F (38 °C), debe ver a su profesional de la salud de inmediato. Siga las instrucciones del profesional de la salud para tratar la fiebre, o después de la revisión en una sala de emergencias.

Si su hijo tiene alguno de estos síntomas, busque atención médica de inmediato:

• Fiebre de 104 °F (40 °C) o superior
• Letargo. Esto significa que su hijo no tiene fuerzas o no responde, o no hace contacto visual ni interactúa con usted.
• Irritabilidad. Está más alterado de lo normal. Significa que llora durante períodos prolongados y no se lo puede calmar.
• Cuello rígido o dolor en la parte de atrás del cuello junto con fiebre alta. Podría tratarse de meningitis. Otros síntomas de meningitis incluyen: vómitos, dolor de cabeza y sensibilidad a las luces brillantes y los ruidos fuertes.

Esto puede aumentar su temperatura corporal al atrapar el calor corporal. Lo más conveniente es usar ropa y las mantas livianas, ya que permiten que la temperatura corporal escape y no aumente la fiebre. Si la temperatura corporal de una persona aumenta demasiado, puede ocasionar problemas serios. En un niño, puede provocar convulsiones febriles. En niños y adultos, puede provocar daño en el cerebro y otros órganos.

El acetaminofén y el ibuprofeno pueden reducir la fiebre tanto en niños como en adultos. Estos medicamentos no harán que desaparezca una enfermedad que causa fiebre, pero pueden ayudar a reducir el malestar de la fiebre. Hable con el profesional de la salud de su hijo antes de que le administren cualquier medicamento. Nunca debe darle aspirina a un niño.

Los alimentos y bebidas fríos o calientes pueden afectar la lectura de un termómetro oral. Se debe tomar la temperatura oral al menos 20 minutos después de comer o beber algo.

Cuando alguien menor de 19 años con fiebre recibe aspirina, puede contraer una enfermedad rara, pero muy seria, denominada síndrome de Reye. El síndrome de Reye es una enfermedad que causa presión en el cerebro y acumulación rápida de grasa en el hígado y otros órganos. Solo aparece como consecuencia de una infección viral, como resfrío, gripe o varicela. La administración de aspirina puede desencadenar esta enfermedad. Los síntomas incluyen: vómitos, letargo, confusión, convulsiones y pérdida del conocimiento. Puede producir coma o incluso la muerte. Asegúrese de leer las etiquetas de todos los productos para ver si contienen aspirina. Busque las palabras ácido acetilsalicílico o salicilato.