La producción continua y prolongada de leche materna depende principalmente de su extracción, por medio de la lactancia o del uso del sacaleches. Cuanto más frecuente sea la extracción y más vacías queden las mamas, más leche producirán. Y viceversa. Cuando la leche se extrae con menos frecuencia o cuando es insuficiente, las mamas reciben la señal de reducir la producción y elaboran una cantidad menor. La extracción de leche tiene lugar cuando un bebé se amamanta eficazmente o cuando la madre se extrae leche con frecuencia para mantener vacías las mamas.
La lactancia materna requiere que el bebé succione de modo eficaz para que pase suficiente leche de la mama a la boca, desde donde la traga. Para succionar, el bebé debe prenderse bien fuerte de la mama y usar las estructuras de su boca para crear la succión intermitente y extraer la leche. Si la succión es adecuada, constituye una señal que le indica al cuerpo de la madre que libere la hormona oxitocina. Al liberar oxitocina, la leche «baja». Este es el término que se emplea para describir el flujo de leche desde las mamas.
Entonces, si el bebé es prematuro o está enfermo y no puede extraer leche con la eficacia suficiente para estimular y mantener la producción, la madre tendrá que extraerse por su cuenta hasta que el pequeño se ponga más fuerte.