Los índices de obesidad infantil se encuentran alarmantemente elevados tanto a nivel local como nacional. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las tasas de obesidad infantil se han triplicado desde los años 1980, y casi uno de cada cinco jóvenes en los Estados Unidos cumple con los criterios de obesidad. Es importante reconocer y controlar la obesidad lo antes posible porque puede provocar complicaciones graves en la salud, como diabetes, presión arterial alta y colesterol alto. Como se ha mencionado en una publicación anterior del Blog, una alimentación saludable puede ayudar a reducir la obesidad y evitar que los niños presenten estas complicaciones de salud relacionadas con la obesidad.
Para superar la obesidad infantil, los niños y adolescentes deben realizar 60 minutos o más de ejercicio diario junto con una dieta saludable. Sin embargo, cuando se trata de una alimentación saludable, hay mucha información errónea sobre alimentos saludables frente a alimentos poco saludables. Estos mitos alimentarios pueden dar lugar a opciones alimentarias poco saludables. En este Blog, nos enfocaremos en aclarar algunas ideas erróneas habituales sobre alimentos y bebidas saludables.
Mitos frecuentes acerca de la alimentación saludable
Pulse en un «mito» de una comida o bebida saludable a continuación para obtener más información.
Algunas familias creen que las gaseosas tansparentes son mejores que las gaseosas de color porque contienen menos colorantes, pero la verdad es que todas las gaseosas están llenas de azúcar que nuestro cuerpo no necesita. Una botella de 20 onzas de gaseosa contiene 64 gramos de azúcar, es decir, ¡16 cucharaditas! En pocas palabras, las gaseosas nunca son una buena opción para una alimentación saludable.
El jugo de frutas es una bebida popular entre las familias; la mayoría de las personas creen que el jugo debe ser saludable porque proviene de la fruta. Desafortunadamente, la verdad no es tan dulce. Los jugos de frutas tienen un alto contenido de azúcar de frutas (fructosa) sin fibra (que es la parte beneficiosa), por lo que puede beber una gran cantidad de azúcar incluso antes de saberlo. Cuando grandes cantidades de fructosa llegan al hígado, este utiliza el exceso de fructosa para crear grasa y aumenta el riesgo de causar hígado graso. Recomendamos que las familias beban principalmente agua y limiten la ingesta de jugo porque el azúcar en el jugo puede ser adictivo si los niños comienzan a beber grandes cantidades de jugo a una edad temprana. Si su familia bebe grandes cantidades de jugo, asegúrese de fomentar una buena higiene dental para evitar caries.
Muchas personas creen que beber jugo de frutas les da una buena cantidad de vitamina C y fibra, pero, desafortunadamente, estos beneficios palidecen en comparación con la cantidad de azúcar que también consume cuando bebe jugo de frutas. Para obtener los beneficios de la vitamina C y la fibra, y toda una serie de otras vitaminas y minerales, sin todo el azúcar agregada, le recomendamos comer fruta fresca en lugar de beber jugo.
Las bebidas deportivas son muy bien acogidas, especialmente si los niños de la familia practican deportes. Si bien ser activo es una excelente manera de promover un peso saludable, las bebidas deportivas no son una buena opción para la mayoría de los niños porque pueden estar llenas de azúcar. Invitamos a las familias a hidratar a sus hijos con agua en lugar de bebidas deportivas debido al consumo innecesario de azúcar.
Los carbohidratos son esenciales para el crecimiento de un niño y deben disfrutarse en cada comida con moderación, por lo que no deben eliminarse por completo. En cambio, le recomendamos que incorpore carbohidratos más complejos, como el pan integral, la harina, la pasta y la avena, en la alimentación de su familia. Si usted o su hijo tienen ciertos riesgos de salud, como diabetes, hable sobre cómo moderar el consumo de carbohidratos con su médico de atención primaria.
Muchas barras de granola y yogures son ejemplos de fuentes de carbohidratos que pueden parecer saludables pero que en realidad pueden estar llenos de azúcar agregada. El solo hecho de que la etiqueta incluya frases como «bajo en grasas», «alto contenido de proteínas» u otra afirmación que parezca saludable no significa que no haya otros aditivos, por lo que debe consultar la etiqueta nutricional para obtener información más detallada sobre calorías, grasas, azúcares agregados, fibra y nutrientes.
Muchas familias no compran frutas ni verduras frescas porque se dañan rápidamente antes de que tengan tiempo para comerlas. La buena noticia es que ¡las frutas y verduras enlatadas y congeladas pueden ser tan saludables como las frutas y verduras frescas! Cuando se compran frutas y verduras enlatadas o congeladas, es importante revisar las etiquetas para asegurarse de que no haya sales ni azúcares agregados. La etiqueta de las frutas en lata debe indicar que el fruto está «al 100% en su propio jugo», o que no tiene agua ni azúcares agregados. La etiqueta de las verduras enlatadas debe decir «sin sal agregada». Si las etiquetas incluyen esto, son tan buenas como si fueran frescas y pueden ser una manera fácil de asegurarse de que sus hijos reciban sus frutas y verduras diarias. Las frutas y las verduras congeladas son una excelente opción para muchas familias porque son empacadas durante su punto máximo de frescura, son muy económicas y duran mucho tiempo.
Se oyen muchas ideas equivocadas acerca de los alimentos y las bebidas saludables, y a veces es difícil distinguir qué es un hecho y lo que es ficción. Su mejor opción es asegurarse de que el contenido de su carrito de supermercado y de su plato esté equilibrado con frutas y verduras saludables.
Acerca de los autores
El Dr. Brandon Ang, el Dr. Harrold Navea y la Dra. Maryam Hockley son residentes pediátricos de segundo año con el Programa de Residentes Pediátricos de Valley Children's.
En este enfoque de la atención médica, el Dr. Ang tiene como objetivo formar asociaciones con sus pacientes y sus familias y fomentar la autonomía a través de la educación. El Dr. Navea cree que la salud preventiva, que incluye visitas médicas habituales, vacunas y educación, son un componente fundamental de la pediatría. Como pediatra, se esfuerza por dar el ejemplo y promover estilos de vida activos y saludables con el objetivo de ayudar a los niños y adolescentes a evitar las enfermedades que se pueden prevenir. La filosofía de atención de la Doctora Hockley se centra en la igualdad y la justicia: «Sobre todo, quiero que mis pacientes me conozcan como su aliada e intercesora, acompañándolos en su camino hacia la buena salud, desde todos los ámbitos de la vida, los antecedentes y las circunstancias».