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Trastornos de tics

A medida que los niños crecen, son más conscientes de quiénes los rodean y de cómo los ven los demás. Los niños con trastornos de tics pueden volverse tímidos y retraídos, ya que pueden avergonzarse de que los demás noten sus tics, por más pequeños que sean.


¿Qué son los trastornos de tics?

Los tics son movimientos o sonidos repentinos e incontrolados que hace un niño. Los tics pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo y son completamente involuntarios; el niño no tiene control sobre ellos.

Un trastorno de tics se da cuando un tic, o la vergüenza que el tic produce, afecta la capacidad del niño para desenvolverse en su vida cotidiana.

Los tics pueden cambiar con el tiempo o desaparecer y aparecer nuevamente. Muchos niños superan los tics cuando llegan a la última etapa de la pubertad. Si un niño tiene un tic constante (que no desaparece) durante más de un año, puede ser necesario consultar con un profesional de la salud autorizado para que evalúe si el niño tiene el síndrome de Tourette.


Síntomas de los trastornos de tics

Los tics se pueden dar en cualquier parte del cuerpo del niño, pero los ejemplos más comunes son los siguientes:

  • Entrecerrar los ojos o parpadear
  • Expresiones vocales repentinas, como resoplidos, gruñidos o carraspeos
  • Morderse las uñas o pellizcarse la piel
  • Olfatear o arrugar la nariz


Tratamiento para los trastornos de tics

Aunque no existe una prueba oficial para diagnosticar los trastornos de tics, el profesional de salud de su hijo puede realizar una evaluación física y entrevistarlos a usted y a su hijo para confirmar una sospecha de trastorno de tics. También puede que se recomienden pruebas adicionales para descartar que haya otra causa del trastorno de tics, como una lesión cerebral o un trastorno neurológico.

Una vez que se ha determinado el diagnóstico de trastorno de tics, el profesional de la salud de su hijo trabajará con él y con usted para desarrollar el mejor plan de tratamiento. El tratamiento para los tics puede incluir terapia, como la técnica de inversión de hábitos, una forma de terapia cognitiva conductual en la que se le enseña al niño a reconocer el impulso que precede a un tic. La técnica de inversión de hábitos también ayuda al niño a identificar las situaciones que pueden desencadenar los tics y luego lo ayuda a desarrollar una respuesta «competitiva» o una acción que pueda realizar que sea incompatible con el tic (por ejemplo, respirar profundamente en lugar de un tic de carraspeo). La terapia también puede incluir la enseñanza de técnicas de relajación para ayudar a disminuir la frecuencia de los tics. Además, se pueden recetar medicamentos para ayudar a controlar los síntomas de un trastorno de tics.


Prevención de los trastornos de tics

No se conoce la causa de los trastornos de tics, pero hay cosas que puede hacer para evitar que empeoren, como alentar a su hijo a que cumpla una dieta saludable, duerma lo suficiente y realice actividad física. Esto puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad de su hijo, dos factores que pueden hacer que un trastorno de tics empeore. Además, esté atento a la salud mental de su hijo: ¿se siente avergonzado o cohibido? ¿Lo acosan en la escuela? Estar al tanto de la salud mental de su hijo ayudará a crear una conversación abierta que puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad de su hijo sobre su tic.