Todo este año pareció una continua batalla cuesta arriba... ¡y todavía ni terminó! A medida que nos acercamos a las fiestas, me doy cuenta de que estoy más ansiosa. Siempre me gustó el Día de Acción de Gracias y las tradiciones que incluye, relacionadas con comida, familia y viajes. Pero este año solo puedo pensar en los familiares que no vamos a ver y las tradiciones que no vamos a celebrar. ¿Mi hija de tres años se va a perder el primer Día de Acción de Gracias que podría llegar a recordar? ¿Acaso mi hijo de diez meses ni siquiera tendrá un «primer» Día de Acción de Gracias? ¿Tengo que preparar una cena de Acción de Gracias? ¿Cuándo voy a ir a la tienda?
En el medio de las preocupaciones y el estrés, me di cuenta de que necesitaba tomarme un momento y correr mis pensamientos de la preocupación a la gratitud. Si bien 2020 fue un torbellino, quería detenerme y pensar qué cosas sí puedo controlar y por qué cosas estoy agradecida este año.
Agradezco que mi familia esté segura y sana, que tengamos un techo sobre nuestras cabezas y comida en nuestra mesa. Agradezco los actos espontáneos de bondad que veo en mi comunidad, al personal de primera intervención que este año han trabajado incansablemente y a mis compañeros, que han trabajado en los centros de salud en pos del bienestar de los niños.
Cuando vi todas las bendiciones que tengo, sentí que me quitaba un peso de encima.
Solo fueron unos momentos de reflexión, pero me cambiaron la perspectiva y me recordaron el verdadero motivo de la celebración.
Entonces, si bien este año ha puesto a prueba nuestros límites, y por momentos se nos ha hecho difícil ver el lado positivo, los invito a todos a tomarse unos minutos en la semana y enviarle una nota de agradecimiento a alguien, anotar algo que agradezcan o pensar en alguien que los haya inspirado. Puede que sea justo lo que necesitan para elevar el espíritu este Día de Acción de Gracias.
Por Megan Flynn, gerenta de Proyectos de Marketing y Comunicaciones de Valley Children's